Vehículo Biocombustible en la Base Vcom. Marambio

Personal de la Fuerza Aérea realizó una prueba de biocombustible en un vehículo ecológico. Hasta el momento, los resultados son exitosos y prometedores

De acuerdo a la ley 26.093 del Régimen de Regulación y Promoción para la Producción y uso Sustentables de Biocombustibles -que fue promulgada en mayo de 2006- su artículo 12 obliga al Estado Nacional y a sus dependencias a emplear biocombustibles, estableciendo su vigencia a partir del cuarto año de su publicación.
Además, el Tratado Internacional de Kioto exige a los países desarrollados a tomar medidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. Estas medidas comprenden el incentivo del uso de energías renovables por parte de los Estados, así como también mejorar la eficiencia en el uso de la energía.

Por eso, en el marco del compromiso social que asume la Fuerza Aérea Argentina, la Dirección General de Investigación y Desarrollo (DGIyD) trabajó en el tema de manera conjunta con la Dirección de Asuntos Antárticos –ambas pertenecientes a nuestra Institución- con la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

Teniendo en cuenta la importancia geopolítica y estratégica que tiene la Antártida, y que crecerá cada vez más a medida que avance el cambio climático con el consecuente calentamiento global, se están realizando diversas actividades cuyas metas convergen en la obtención y uso de energía basados en recursos renovables tendientes a reemplazar total o parcialmente los combustibles de origen fósil.
Algunas de esas actividades tienen como objetivos el uso de la energía eólica en la Base Marambio y el reemplazo del Gas Oíl Antártico (GOA) por biocombustibles, utilizando la tecnología desarrollada en el proyecto Biojet.

Básicamente, se busca evaluar el uso de los biocombustibles en la Unidad Antártica para adquirir conocimientos necesarios a fin de reconvertir los vehículos y maquinarias y desarrollar una usina que funcione con biocombustibles: la “Usina Verde”.
La idea original del proyecto es del ingeniero aeronáutico Eduardo Martins Do Vale, quien está a cargo de la dirección, lo acompañan el ingeniero agrónomo Ricardo Bolzi, que se desempeña como investigador, y el suboficial principal Gustavo Ferreyra que brinda apoyo logístico.

LA PRUEBA
Los integrantes del equipo viajaron a la Base Marambio y el miércoles 18 de agosto pusieron en práctica el proyecto, con el que vienen trabajando desde hace más de tres años.

En esta primera experimentación la UTN (Facultad regional Delta) facilitó un equipo para medición de misiones –es decir, para censar escapes de gas- y el suboficial Ferreyra realizó un curso para su manejo a fin de acompañar a los ingenieros.
“El apoyo de él es muy importante. Nos da una mano increíble”, afirmaron a dúo.

Además, se reconvirtió el vehículo Unimog MB416 en un Unimog VEE (Vehículo Experimental Ecológico) y se ensayó una mezcla de GOA con Biodiesel, en todas las condiciones normales de uso, como en arranque, subida, bajada y ralentí.
Desde ese día y hasta el momento, el automóvil recorre la Base Marambio realizando diferentes actividades y los resultados de su funcionamiento son óptimos.

En adelante, el biocombustible empleado, BioGOA, será provisto por el grupo de investigación de Biojet, debido a los logros obtenidos en la mejora del comportamiento en frío de los biocombustibles.

EL BIOGOA
Se trata de Gas Oíl Antártico cortado en un 20% con biocombustible de ricino. El biodiesel empleado se obtiene a partir del aceite extraído de la semilla del ricino, por lo cual constituye un biocombustible de segunda generación. Esto significa que se produce con materias primas que no se pueden emplear como alimentos, se cultiva en áreas generalmente no aptas para la agricultura o zonas marginales y se obtiene con procesos tecnológicos más avanzados.

“El ricino tiene características sociales. La particularidad de la semilla es que se comporta muy bien a bajas temperaturas; el punto de congelamiento es más bajo que el de la soja. Se trata de un combustible ecológico que con 47˚ bajo cero es apto para la utilización en maquinarias, ya sea vehículos, una usina o aviones”, explica Ricardo Bolzi.

Y Martins Do Vale agrega: “La ventaja del biocombustible es ambiental, porque las emisiones son mucho menores. El ciclo del carbono es cerrado y en la Antártida no tiene las mismas características de contaminación que un diesel tradicional”.

DESARROLLO DEL PROYECTO

En esta primera etapa se busca realizar 150 horas de ensayo de BioGOA en el Unimog; observar el funcionamiento en la puesta en marcha y su uso continuo y medir las emisiones de gases de escape con GOA y con BioGOA.

“Suponemos que, de dar con éxito en la Antártida, este proyecto se puede propagar a otras Fuerzas y por qué no hacia el continente. La idea es mostrar que es viable, que es amigable con el medio ambiente y que la Fuerza Aérea está en capacidad de llevarlo adelante. Hasta ahora, esta primera etapa está arrojando buenos resultados. Esperamos que todo siga bien y que el proyecto continúe en pie”, comentaron los ingenieros.

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